La composición familiar ha
cambiado de forma drástica a partir de la industrialización de la
sociedad. Algunos de estos cambios están
relacionados con la modificación actual del rol de la mujer. En la sociedades más desarrolladas la mujer
ya puede ingresar (o reingresar después de haber tenido hijos) en el mercado
laboral en cualquier etapa de la vida familiar, por lo que se enfrenta a unas
expectativas mayores de satisfacción personal a través del matrimonio y de la
familia. En los últimos tiempos se han desarrollado
un considerable aumento de la tasa divorcios que en parte se ha producido por
las facilidades legales y la creciente incorporación de la mujer al trabajo que
le ha dotado de mayo autonomía y de recursos económicos. Aunque también la misma aceptación cotidiana
del divorcio ha contribuido al incremento, y más aún, los problemas complejos
no se resueltos dentro del matrimonio.